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jueves, 10 de noviembre de 2011

Risco y huertas del Ancón

Nos fuimos satisfechos a casa, me atrevo a decir que todos -alumnos y monitores-, después de la tarde de salto del pasado sábado. Al menos ese era el ambiente que se respiraba, entre tapas, refrescos y alguna cerveza que nos tomamos después de la práctica. Tuvimos que unir dos mesas para caber todos, y enseguida nos sentamos, medio molidos algunos, cansados otros, pero con ganas de más la mayoría. La clase había sido intensa y se notaba en los cuerpos y las ropas.El lugar propuesto por los monitores propiciaba no parar, y aunque cada uno elegía su momento de descanso, entre tanta diversidad de paredes, riscos y obstáculos era difícil detenerse. Y así los alumnos saltaban a pies juntos y de banda, trepaban o practicaban bastoneos verticales de precisión. Las huertas ofrecían multitud de posibilidades, y así surgieron "talleres temáticos" especializados en las más diversas técnicas. Había, por ejemplo, el de salto a pies juntos para principiantes, el de salto a precisión para perfeccionistas, el de cómo brincar con la izquierda sin estresarse o el de rutas por varias terrazas para aventureros. En todos se oía comentar los avances y corregir los errores, y monitores y veteranos se afanaban en ayudar a los aplicados alumnos. Se tuvo, en definitiva, una excelente tarde de salto, con ambiente agradable y distendido, en un curso en el que el brinco es una de las tantas cosas que se pueden aprender.

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