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lunes, 27 de enero de 2014

En La Rambla
Al llegar el sábado al local del Tagoror Petri me comunicó que  me tocaba hacer el diario del blog. No sirvió, el no tengo tiempo, no tengo ordenador, yo no sé... me cuesta escribir... verás que no me va a salir.... ella me prometió que me ayudaba y empezó a hacerme preguntas sobre lo que sentía en salto, le contesté  que me ilusionaba y me dijo: pues entonces habla de eso, de tus emociones. Así que ahora les cuento lo que sentí el sábado 25 de enero en mi clase de Salto del Pastor.

En primer lugar, me sentía mal porque llovía y tenía ganas de coger la lanza, así que para confirmar si había salto del pastor, llamé a Petri y al asegurarme que sí, que la ruta se realizaba en la Rambla, me emocioné.
 

Al llegar al Bollullo, salude a mis compañeros de la actividad y me dieron la lanza, la limpié con agua y jabón. Mientras, iban llegando el resto de compañeros y yo cada vez me sentía más inquieto  porque quería comenzar.  







Por fin en  La Rambla empezamos a saltar en unas hueras abandonadas, después de hacer el calentamiento porque hacía mucho frío y a partir de ahí  tuve una sensación enorme de  libertad. Aprendí a saltar alejando la lanza cada vez más y a mí me parecía  que estaba volando.



Bajamos al barranco para saltar de piedra en piedra, es decir de lado a lado y bastonear por una piedra grande. Lo hicimos uno a uno, y las chicas se atrevieron a hacerlo las tres juntas y nos volvimos porque casi se nos hizo  de noche.



Pero lo más bonito de la ruta, fue cuando Petri, nos contó la historia de como reconstruyeron la casa de la Corredera. Eso me gustó mucho.



Al final, degustamos esos manjares tan exquisitos que trajo Pedro el ramblero. Un poco más tarde me tuve que ir y entonces sentí pena pero alegría a la vez pensando en el próximo sábado.


Kevin




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