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lunes, 26 de marzo de 2018

Chamorga

Llegamos a Chamorga alrededor de las 11 de la mañana, con la luz de un día espectacular. Cogemos nuestras lanzas y comenzamos a andar a través de un sendero que asciende a través de la laurisilva, por el barranco de Roque Bermejo. Una vez arriba podemos contemplar las magníficas vistas de los Roques de Anaga y del hermoso paisaje.

 

Continuamos nuestro camino hasta el punto donde comienza el descenso. Ahí realizamos una pequeña parada para reagruparnos y comenzar con lo que hemos venido a hacer; brincar.




Haciendo uso de la lanza vamos bajando por el risco, bastoneando por obstáculos que si bien no son demasiado complicados algunas veces se encuentran en lugares donde un error podría tener graves consecuencias. Esto hace que los nervios y la adrenalina comiencen a aparecer, algo que todos vamos buscando, aunque nuestros instructores (Alex, Enrique y Toño) parezcan totalmente inmunes a la aparente dificultad de la ruta.


   



Al final del descenso nos reunimos junto a unas antiguas casas abandonadas al lado del camino de Chamorga. Allí descansamos un rato y aprovechamos para comer algo y hablar sobre como nos ha ido a cada uno durante la bajada antes de comenzar el camino de regreso, el cual nos habían avisado de que sería un poco duro después de tantas horas caminando y brincando, pero el hermoso paisaje y la promesa de una cerveza fría al final es más que suficiente para ponernos en marcha.


Simón M Negrín Martín

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